La postura y la técnica de los guitarristas flamencos, llamados tocaores, difiere de la usada por los intérpretes de guitarra clásica. Mientras el guitarrista clásico apoya la guitarra sobre su pierna izquierda de forma inclinada, el guitarrista flamenco suele cruzar las piernas y apoyarla sobre la que se encuentra más elevada, colocando el mástil en una posición casi horizontal con respecto al suelo. Los tocaores modernos suelen utilizar guitarras clásicas, aunque existe un instrumento específico para este género llamado guitarra flamenca. Ésta es menos pesada, y su caja es más estrecha que la de la guitarra clásica, por lo que su sonoridad es menor y no eclipsa al cantaor. Por lo general suele hacerse de madera de ciprés, con el mango de cedro y la tapa de abeto. El ciprés le da una sonoridad brillante muy adecuada para las características del flamenco. Antiguamente también se usaba el palo santo de Río o de la India, siendo el primero de más calidad, pero actualmente está en desuso debido a su escasez. El palo santo otorgaba a las guitarras una amplitud de sonido especialmente adecuada para el toque solista. En la actualidad, el clavijero más utilizado es el de metal, ya que el de madera plantea problemas de afinación.
Tomatito
Hijo y nieto de guitarristas, Tomatito, en su infancia en el barrio almeriense de La Pescadería vivió en contacto permanente con la sonanta. Salió más que airoso del difícil reto de ocupar la silla de Paco de Lucía a la izquierda de Camarón. Su debut discográfico es La leyenda del tiempo, cumbre del flamenco. Tomatito fue mucho más que un acompañante para el de la Isla. Fallecido este, no ha querido acompañar a nadie, salvo en ocasiones extraordinarias. Como solista ha ido consolidando una importante carrera apoyado tanto en sus directos como en sus ocho discos. Muy pocos tocan hoy tan flamenco. Sus colaboraciones con músicos de jazz le han abierto las puertas a nuevas armonías y nuevos escenarios. Su último disco, Soy flamenco, ha sido galardonado con el Grammy al mejor álbum flamenco de 2013.
Vicente Amigo
Parece que ha sido maestro desde que lo conocemos. Este cordobés nacido en Sevilla creció musicalmente a lomos de Manolo Sanlúcar pero mirando siempre de reojo lo que iba haciendo Paco de Lucía. Vicente Amigo representa la poesía de seis cuerdas, la dulce sofisticación del flamenco. Su primer trabajo, De mi corazón al aire (1991), es uno de los discos imprescindibles de la guitarra de las últimas décadas. Diez años después, su Ciudad de las ideas recibió el Grammy al mejor disco flamenco. Es además un excelente compositor y fue el creador de Del amanecer, el álbum que cambió la vida profesional de José Mercé. También son notables sus colaboraciones con El Pele. En su último trabajo, Tierra –grabado en Londres y producido por Guy Fletcher, exteclista de Dire Straits–, fusiona el flamenco con la música celta.
Paco Cepero
Nació el día 6 de Marzo del año de 1942, en Jerez de la Frontera (Cádiz). A la edad de 16 años debutó como profesional en el Gran Teatro Falla de Cádiz. Sobrino nieto del cantaor José Cepero. Discípulo de Javier Molina y Rafael del Águila, sus comienzos tuvieron lugar en su ciudad natal, en fiestas y funciones benéficas, así como participando en giras por la provincia en distintos elencos artísticos. Es una de las figuras más relevantes de los festivales andaluces, al lado de los cantaores más significativos del momento, especialmente El Lebrijano, con quién ha ofrecido numerosos recitales y funciones en unión de grupos de música árabe. Tiene una amplia discografía y entre otros los siguientes premios: Nacional de Guitarra Flamenca de la Cátedra de Flamencología de Jerez, Manolo de Hueva, de acompañamiento, del Concurso Nacional de Arte Flamenco de Córdoba y el Yunque el Oro de la Tertulia Flamenca de Ceuta.
Manolo Sanlúcar
Guitarrista y compositor, nació en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), un pueblo a la vera del mar, donde el Guadalquivir le dice adiós a Andalucía. Iniciado por su padre el tocaor Isidro Muñoz, aprende a amar apasionadamente la guitarra. Rápidamente asimila su arte y lo perfecciona hasta convertirse en uno de los mejores intérpretes de la actualidad. A los 13 años debuta como profesional y a los 18 comienza a investigar y a modelar su peculiar interpretación y concepto de la música flamenca, afianzándose, no sólo como instrumentista privilegiado sino como creador. Un músico del pueblo sensible y vivo, fiel a las herencias y a la precisa llamada de lo contemporáneo. Su último trabajo es "Locura de Brisa y Trino", con poesías de Federico García Lorca, y la participación especial de Carmen Linares al cante. En el año 2000 se le ha concedido el Galardón Flamenco Calle de Alcalá y el Premio Nacional de Música.